Prensa 2-02-2021
Setenta familias de la comarca aguardan cita en un centro que necesita ampliarse; en él se atiende a menores de hasta seis años con dificultades de desarrollo
Pocas políticas hay tan eficientes como aquellas que afrontan las dificultades cuanto antes, sin dejar que crezcan y se conviertan en una arrolladora bola de nieve. Esa es, precisamente, la filosofía de las unidades de atención temprana que la Agat (Asociación Galega de Atención Temperá) ha puesto en marcha en varios puntos de Galicia con financiación de la Xunta. Lo cierto es que el servicio, cuando se le deja funcionar, funciona. Esa realidad queda reflejada en la memoria anual de la delegación de O Salnés. En las pequeñas y deterioradas instalaciones que ocupa este servicio, destinado a resolver problemas de desarrollo en menores de hasta seis años de edad, las cuatro profesionales que dan forma al equipo atendieron durante el pasado año a 130 familias. Y lo hicieron bien. Tanto, que aquellos que pasan por sus manos les dan una puntuación que roza el cinco sobre cinco. Ese es el dato bueno de la Unidade de Desenvolvemento Infantil e Apoio Familiar (UDIAF) de O Salnés. Pero también hay un dato malo que escapa al control del equipo que presta este servicio: la demora. Hay familias que llevan más de un año aguardando para que su descendencia sea atendida por las especialistas del servicio. Y un año, cuando hablamos de atención temprana, es mucho tiempo.
«Un año de espera es un año que pierde mi hijo». La frase la pronuncia un padre desesperado. Tiene un crío de dos años con dificultades motrices y de lenguaje. «Vemos que pasa el tiempo y que no avanza. Mi hijo necesita atención cuanto antes, necesita que lo estimulen», señala con la voz agarrotada por la tensión. En su caso, ha podido recurrir a especialistas privados, «pero habrá mucha gente que no se lo pueda permitir», razona.
«Pone los pelos de punta tener que decirles a las familias el tiempo de espera que tienen por delante», confiesa Gema Martínez, coordinadora de la UDIAF de O Salnés. Aunque son las familias las que más sufren en estos eternos compases de espera, las trabajadoras también viven esa situación con angustia, señala Jaime Ponte, presidente de Agat. «Llevamos años demandando que se amplíe el servicio», señala. Y es que en la comarca hay una población diana de 5.000 niños de entre 0 y 6 años. Dice la estadística, que un 10 % de ellos presentarán dificultades en el desarrollo que, en muchos casos, podrían resolverse si se detectan, y sobre todo si se tratan, rápido. Cuanto antes.
Por eso, desde Agat llevan tiempo queriendo abrir una segunda unidad en O Salnés. Se ubicaría en la zona Sur, para facilitarle las cosas a las familias de municipios como O Grove, Sanxenxo, Meaño, Cambados… Pero sus peticiones, hasta el momento, han caído en saco roto. Incluso las que giran alrededor de la necesidad de mejorar las instalaciones en las que está actualmente el centro -el edificio sociosanitario de O Ramal-, donde las aulas deben montarse y desmontarse a diario ya que algunas son espacios compartidos.
Todas estas circunstancias se traducen en que las listas de espera no solo no se reduzcan, sino que tras el parón forzado por la pandemia y todos los protocolos que esta nos ha traído, tiendan a aumentar. Además de atender a los menores que llegan hasta ellas, las profesionales deben aplicar los protocolos de limpieza entre consulta y consulta, recortando aún más el tiempo del que disponen. Mientras, los niños y sus familias esperan a que, de una vez, llegue su turno.